Errores frecuentes que impiden el crecimiento
de la Iglesia
Cuando hablamos de Iglecrecimiento o dinámica del crecimiento de la Iglesia,
necesariamente debemos remitirnos a los errores que cometemos con frecuencia,
líderes y congregación y que nos llevan a un inevitable estancamiento.
Tomando como referencia el capítulo dos del libro de Apocalipsis y los
siguientes, en donde se encuentran las siete cartas del Señor Jesucristo a las
iglesias, estudiaremos a partir de hoy fallas que se reflejan en un
aletargamiento o retroceso de las comunidades cristianas.
Dejar el primer amor
Recuerdo una iglesia de la que fui uno de los pastores pioneros. Comenzamos
como un grupo de siete personas, en un garaje al sur-oriente de Cali. Las
reuniones se cumplían los domingos, en la tarde. Pronto llegamos a ser una
congregación de setenta personas. Alquilamos un edificio de tres pisos. Las
cosas marchaban bien.
Una primera tarea fue promover la evangelización. Y pastores, líderes y
creyentes en general, nos dimos a la tarea de repartir material evangelístico.
Nos asistía un entusiasmo tremendo. Pero en la medida que íbamos creciendo a
nivel congregacional, nos ocupamos en otras tareas y de las primeras jornadas
no quedaron sino las fotografías que colocábamos en la cartelera de los
jóvenes.
En síntesis, todos, absolutamente todos, perdimos el primer amor. Y ese error
nos costó caro. Lo vimos reflejado en una progresiva disminución de la
asistencia.
Las consecuencias
Perder el "primer amor", esa
alegría, optimismo, fe y entusiasmo cuando recién conocemos al Señor
Jesucristo, es contraproducente.
Así se desprende de una lectura sencilla del capítulo 2 del libro de
Apocalipsis, versículos del 1 al 7.
En primera instancia encontramos que Dios conoce, en particular, las acciones
de cada congregación. Es así como en la carta a la Iglesia de Efeso dice para
comenzar: "Yo conozco tus obras...".
Lo que hagamos como pastores y líderes, no pasa desapercibido para el Señor.
De ahí que debemos preocuparnos por hacer todo lo mejor posible, reduciendo
los márgenes de error que en ocasiones ocurren y justificamos sin que haya
lugar a ello.
El segundo elemento importante lo encontramos en el versículo 4 cuando dice el
Señor que han perdido su primer amor. Y a partir de allí se derivan las
consecuencias que trae el tomar las cosas de Dios a la ligera y desconocer,
por ejemplo, que jamás podremos mirar como algo elemental o sin mayor
importancia la Gran Comisión que nos delegó Jesucristo, de predicar el
evangelio a todas las naciones (Le sugerimos leer Mateo 28:16-20).
Aquellas actividades que emprendieron apenas comenzaron la iglesia, no pueden
menguar. En oración, pero también poniéndolo en práctica, debemos proseguirlas
y fortalecerlas. No olvide que los líderes transmitimos el desánimo a las
comunidades. Es una actitud que se contagia. Y no podemos permitirlo.
¿Dónde comenzamos a fallar?
Llama poderosamente la atención el versículo 5 en el cual encontramos dos
recomendaciones del Señor Jesús: la primera, revisar en dónde había caído la
iglesia de Efeso, y la segunda, arrepentirse para corregir esa situación.
Es evidente que si aplicamos correctivos, podemos con ayuda de Dios
reemprender el camino. Sólo de esta manera habremos dado un primer y
significativo paso hacia el crecimiento de nuestras congregaciones.
Fernando Alexis Jiménez Pastor y evangelista Página en Internet: www.adorador.com/heraldosdelapalabra Correo electrónico: fernando@adorador.com Ministerio de Evangelismo y Misiones "Heraldos de la Palabra"
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