El llamamiento a servir... un reto para
valientes...
Lo que jamás logró olvidar Ancízar García, fue la ceremonia de graduación como
antropólogo. Tuvo lugar en el auditorio principal de la ciudad. Asistieron
decenas de invitados. Un evento majestuoso. Todos se pusieron de pie para
aplaudir a los graduandos. Y ahí estaba él. Por su mente pasaban las imágenes
de su niñez, los primeros años de secundaria y luego en la universidad. Y como
en una película, los recuadros fugaces de lo que soñaba que sería su futuro...
Pero no pasaron seis meses antes que su vida diera un vuelco definitivo. De la
oficina que anhelaba, no quedaban más que recuerdos borrosos, como los de un
álbum de viejas fotografías. No había salario abultado, ni barrio elegante en
el cual vivir. Por el contrario, estaba en un lugar remoto del pacífico
colombiano, sirviendo como misionero. De los soñados lujos no había sino eso,
meros sueños. Todo había quedado atrás. Delante tenía mucho trabajo por
realizar...
Ancízar lleva veinte años dedicado a compartir un mensaje transformador. No
dicta cátedra en la universidad, como siempre aspiró. Pero tiene una
satisfacción enorme: ha visto muchas vidas cambiadas por la obra de
Jesucristo. Se levanta cuando el sol todavía no despierta y va a la cama
cuando la noche está avanzada. Su trabajo no ha sido en vano. Aquélla
comunidad es diferente desde que llegó. Lo principal, el evangelio, ha sido
predicado, pero también ha generado otros espacios de desarrollo: enseña a
leer a los pequeños, instruye a los adultos sobre métodos aconsejables de
agricultura y en la tarde aconseja a quienes se encuentran atravesando por una
difícil situación.
El aceptó el llamado de Jesucristo para transformar el mundo. Un llamamiento
que trae cambios sustanciales en nuestros pensamientos, actitudes y forma de
vida. Un llamamiento que sólo aceptan los valientes, porque sólo los valientes
asumen el reto de permitir que sea Dios quien trace el sendero que deben
seguir...
Una decisión que transforma vidas...
Marcos, el evangelista, relata un llamamiento dramático. Lo hizo el Señor
Jesús en proximidades al Lago Genesaret. La persona escogida: un acaudalado
funcionario del gobierno romano. Tenía muchas perspectivas y un futuro
prometedor como cobrador de impuestos. De seguro sus hijos, nietos y quizá
hasta sus descendientes habrían asegurado un futuro económico sólido...
Pero aquél día... justo aquél día... "... fue
Jesús otra vez a la orilla del lago; la gente se acercaba a él, y él les
enseñaba. Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en el lugar donde se
cobraban los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
--Sígueme--
Leví se levantó y le siguió" (Marcos 2:13, 14. Versión Popular "Dios habla
hoy").
El llamado fue directo. Lo escuchó. Es obvio que debió pensarlo. Todos lo
pensamos. No es nada fácil. Pero al igual que él, quienes asumen el reto, se
levantan del lugar en que están y siguen a Jesús...
¿Has escuchado el llamado?
Es probable que percibas todo a tu alrededor convertido en un caos. Crisis
económica, desempleo que alcanza cada día índices más altos, crímenes, odio,
desaliento, drogadicción y falta de moral por donde quiera que pasas.
Desearías que las cosas fueran diferentes. Anhelas un cambio. Sabes que los
políticos no tienen la respuesta y menos la ciencia. Eres consciente que
transformar el mundo sólo será posible cuando el hombre deje que Dios
transforme su corazón. La respuesta está en el Dios de gloria, pero pareciera
que todos lo ignoran. Sientes frustración. Sabes que ellos necesitan oír el
mensaje... pero...
.... sí, estás en lo cierto... estás esperando que vaya otro... que otro
cambie el mundo... has sentido inquietud por hacerlo tú, pero argumentas que
estás demasiado ocupado en el trabajo, en el estudio o tal vez en la
cotidianidad...
¿No has escuchado la voz de Dios? Estoy seguro que sí. Varias veces, en el
silencio de tu cuarto. Como el joven Samuel escuchó a Dios mientras que el
sacerdote Elí ni siquiera se percató (lee la historia completa en 1 Samuel 3),
sabes que el Señor te está inquietando para que hagas algo. Pero sientes
temor. Tal vez se reirán si lo comentas con tu sacerdote o pastor... o con tu
director espiritual... pensarán que estás soñando... pero en lo íntimo sabes
que Dios te está llamando... es a ti... no a tu vecino ni a tu amigo... sino a
ti...
Un reto que aceptan los valientes...
Dejarlo todo por seguir a Jesús es difícil. Nos hace pensar qué será de
nuestro futuro, quién proveerá, de qué manera se nos abrirán puertas... igual
le ocurrió a Abraham cuando Dios le llamó a una tierra que él no conocía...
igual ocurrió con Isaías... y con Jeremías... y en general con todos los
hombres de Dios...
Pero si Dios te llamó, es porque El tiene todo cuidadosamente calculado. El
sabe cómo te dará provisión, cómo te capacitará, cómo tratará con tu vida, con
esas debilidades que te tornan vulnerable... El sabe qué hacer... pero tú
debes rendirte...
Dios llevará el mensaje de esperanza a todos los rincones del mundo, el
mensaje de cambio, a través de tu vida... pero debes decidirte... tu vida
jamás volverá a ser la misma...
Frente a mi libreta de apuntes todavía me pregunto el por qué escribir este
tema... pero se que el Señor lo utilizará para hablarle al corazón de
sinnúmero de hombres y mujeres que está llamando para que cambien el mundo...
y que se han hecho los de oídos sordos...
Si es a ti a quien El está llamando... ¿Qué estás esperando para decirle como
el profeta Isaías "Heme aquí, envíame a mí..."
(Isaías 6:8).
Es probable que tenga alguna inquietud y desee compartirla conmigo.
Gustosamente responderé a tus preguntas...
Fernando Alexis Jiménez Pastor y evangelista Página en Internet: www.adorador.com/heraldosdelapalabra Correo electrónico: fernando@adorador.com Ministerio de Evangelismo y Misiones "Heraldos de la Palabra"
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